miércoles, 29 de mayo de 2013

Los mitos según Homero y el mundo Órfico

Por su parte, Homero, el gran creador de la Épica cree que el origen de los dioses y de todo lo demás se encuentra en el Océano. Posiblemente Homero se inspira en relatos contados en la zona del Mar Negro y en Centroeuropa. El habla en la Ilíada de Océano como divinidad fluvial y de como Tetis, la diosa del agua, se convierte en madre de todos los dioses pues el principio de la vida, el agua, llegó fluyendo hasta el extremo de la tierra, formando en su fluir los ríos, los hombres, los monstruos... Con todo de Homero y sus obras ya hablaremos más extensamente. Como muestra de las aportaciones a los mitos y el nacimiento del mundo y de los dioses seleccionados dos himnos homéricos dedicados a Zeus y a Gea 
I.- Cantaré a Zeus, el mejor y el más grande de los dioses, largovidente, poderoso y perfecto; que tiene frecuentes coloquios con Temis, sentada a su lado e inclinada hacia él. 
II.- Salve, madre de los dioses, esposa del estrellado Cielo. Dame, benévola, por este canto una vida que sea grata a mi ánimo; mas yo me acordaré de ti y de otro canto. 

Para los griegos Orfeo y su mundo se relacionaba con la muerte de este semidios y su bajada a los infiernos. El mundo órfico tomará como referencia para su explicación del mundo relatos contados por cazadores y habitantes de los bosques, y que recogen en escritos posteriores el comediógrado Aristófanes, y algunos neoplatónicos. 
Aristófanes cuenta en su libro Las Aves el principio asumido por los órficos: “ En el seno infinito del Erebo primero la noche de alas negras produjo un huevo sin germen de donde, en el curso de las estaciones, nació Eros, el deseado. Con la espalda resplandeciente de alas de oro. Eros semejante a los rápidos torbellinos del viento. Es él quien, habiéndose unido a la noche al vacío alada en el amplio Tártaro, hizo florecer nuestra raza y la hizo aparecer el primer día” 
Por lo tanto, Eros ha salido del huevo que, partiéndose, ha formado la Tierra y su cubierta, el cielo. Eros será el responsable de los abrazos de Gea (la tierra) y Urano (el cielo). De estros abrazos van a nacer Océano, Tetis, Coeos y Cronos. Para los órficos el principio creador se encuentra, pro lo tanto, en el cielo. 
Según los griegos, Orfeo era hijo del dios-rio Eagro y de la musa Calíope. 

Orfeo es el dios cantor, músico y poeta por excelencia; de hecho, se le atribuye la capacidad de amansar a las fieras y la de aplacar la cólera de los hombres, así como apaciguar los elementos de la naturaleza adversos (ciclones, tempestades, grandes mareas). Siempre aparece representado con una lira y una cítara. 
Orfeo sería un personaje más sino fuese por su relación con Euridice, que tendrá terribles consecuencias. Ella, su amada, será mordida por una serpiente venenosa, por lo que muere. Orfeo, desconsolado, decidió bajar a los infiernos para rescatarla. El infierno griego, también llamado Tártaro o Hades, está separado del mundo de los vivos por cuatro ríos: Océano, Aqueronte, Piriflegetonte y Cocito. El infierno está bajo el universo tan lejos “ bajo el Hades como el cielo lo está por encima de la Tierra. Es el centro cósmico de donde proceden las aguas, una caverna, un dominio de tinieblas, húmedo y mohoso, siendo un cenagal reservado a los condenados, en donde están los buenos y los malos. Caronte, en barco, transporta las almas a la otra orilla del Aqueronte, mezcla de fuego y agua glacial. El perro Cerbero guarda las puertas del infierno. Una vez allí tocó su lira, que sonaba tan dulce y tan triste que llegó a conmover a los habitantes del Tártaro (los infiernos) y a sus dioses, Hades y Perséfone. Estos ante la prueba de amor decidieron devolverle a Eurídice con vida, con una condición: no mirarla hasta salir de los infiernos. Cuando estaba a punto de salir de las profundidades infernales, Orfeo, movido por el amor y él desea de ver a su amada, volvió la cabeza, comprobando horrorizado como se desvanecía la sombra de Eurídice. Aunque intentó regresar al Tártaro, Caronte se lo impidió y tuvo que regresar triste y solo al mundo terrenal. 

La leyenda dice que, tras el descenso a los Infiernos, Orfeo instauró unos misterios místicos sobre la base de lo que había visto en el Tártaro. Así se creó una religión esotérica en la que se enseñaba cómo llegar al país de los bienaventurados, evitando todas las trampas que aguardan al alma tras la muerte. Su religión será conocida con el nombre de orfismo y será seguida por algunos griegos como Pitágoras. De su estancia en los infiernos Orfeo trae gran número de informes de cómo pasar el cabo de la muerte, evitar ser maldito para siempre y alcanzar el país de los bienaventurados. De aquí proceden los orfeotelestes, muy numerosos en el siglo VI a. C. Son una especie de vagabundos que recorren el país, de ciudad en ciudad, proponiendo obtener para todos el perdón de los pecados. Visten de blanco, no comen carne, rechazan todo contacto con cadáveres. Enseñan la inmortalidad del alma y la impureza del cuerpo. Consideran la muerte como una liberación. Finalmente, Orfeo muere asesinado por las celosas mujeres tracias, y su cuerpo despedazado, aunque su cabeza y su lira siguieron entonando canciones. 
A Orfeo se le atribuyen multitud de poemas que hablan sobre los dioses, el mundo y el origen de ambos. Estos poemas órficos serán recogidos entre otros por Aristófanes, Ovidio y otros apócrifos, como los siguientes. 
 A OCÉANO 
“ Invoco a Océano, padre incorruptible y eterno, origen de los dioses inmortales y de los mortales humanos, que con sus olas circunda el contorno de la tierra. De él derivan todos los ríos y todo el mar, y las puras y corrientes aguas que manan de la tierra. Escúchame, bienaventurado y muy dichoso, grandísima esencia purificadora de los dioses, fin natural de la tierra, principio del firmamento, que te mueves a través de las aguas. Ven, por favor, benévolo y contento para con tus iniciados.” 
A ZEUS RELAMPAGUEANTE
“ Te invoco, grande, sagrado, estruendoso, ilustre, aéreo, llameante, veloz como el fuego, de resplandor celeste, que produces destello de las nubes con ruido de alborotadas carreras; terrible, de pesada cólera, sagrada e invencible deidad, Zeus relampagueante, creador de todo, excelso soberano, te pido que nos proporciones, un dulce final de vida”. Con todo la mejor aportación al mundo órfico lo encontramos en la obra de Aristófanes Las Aves una obra en clave política que da información sobre esta corriente “religiosa”. 
 ARISTÓFANES Y LA TEORÍA ÓRFICA (en Aves)
“ En el principio era Caos, Noche, el negro Erebo y el amplio Tártaro. No había entonces ni tierra ni aire ni cielo; y en el seno desconfinado de Erebo, Noche, de alas negras, engendra ante todo un huevo que el aire levanta, del que, en las estaciones que vuelven en círculo, despuntó Eros el deseable, con la espalda refulgente por dos alas de oro, parecido a dos remolinos de viento. Y éste, de noche, mezclándose con Caos alado, en el amplio Tártaro, dio salida a nuestra estirpe, y la condujo por primera vez a la luz. Hasta entonces los inmortales no tenían estirpe, antes que Eros lo hubiese mezclado todo. Pero, una vez que se mezclaron unas cosas con otras, nacieron el Cielo y Océano, y Tierra y la estirpe indestructible de todos los dioses felices.”

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